He ido esta tarde a verlo. Apenas había gente, y me he llevado el último catálogo que les quedaba por esta semana (10 euros por un estupendo libro con montón de láminas y mucha historia).
Giger se puede resumir, según mi acompañante, en culos con vértebras, pies con manos, monos mecánicos y niños siniestros. La verdad es que me lo he pasado teta viendo sus trabajos, independientemente de que se repita a sí mismo, me ha parecido un monstruo versátil con las herramientas, consiguiendo transmitir con ellas un horror claustrofóbicamente orgánico.
Mi favorito, aparte de la cabeza original del alien (yo pensaba que estaría la estatua del alien entero, pero sólo había una cabeza), ha sido el aleph. Me lo pondría en la entrada de mi casa, y a ver quién se atreve a cruzarla.
El vídeo que mostraba un poco más a fondo su trabajo estaba también muy bien, aunque casi no se oía nada de lo que decía. Si os pasáis por Suiza (por gruyére, concretamente, como el queso) no dejéis de visitar su museo allí, y el bareto que tiene completamente decorado con su estética.
Eso sí, el tío tiene un rictus sempiterno parecido a aquél que está a disgusto aguantándose un sonoro pedo entre un montón de gente. Parece que en cualquier momento vaya a subir una pierna, soltar un rabioso cuesco y esbozar, por fin, una sonrisa descansada en su rostro.